Utilizando una materialidad de rica textura y colorido, diferentes artistas han revestido árboles, monumentos, vehículos y edificios con patrones tejidos en lana para intervenir la ciudad con obras de arte y talleres participativos
“Tormenta de hilo”, “tejido de guerrilla”, “kniffiti”, “tejido urbano”, “tejido de graffiti”: todos estos nombres se aplican para el bombardeo de lana (“Yarn Bombing”, en inglés), un tipo de graffiti o arte callejero que recurre a coloridas hebras de lana o hilo en lugar de pintura o tiza.
Fuente: foto de cortesía de la artista Magda Sayed.
La artista textil Magda Sayeg transforma los paisajes urbanos en su propio patio de recreo decorando objetos cotidianos con coloridos trabajos de punto y ganchillo. Estas «bombas de lana» comenzaron pequeñas, con postes de señal de alto e hidrantes de Austin, Texas (EE.UU.), la ciudad natal de Sayeg, pero pronto la gente encontró una conexión y su obra se extendió por el mundo. «Todos vivimos en este mundo digital acelerado, pero todavía anhelamos y deseamos algo que se pueda relacionar», dice Sayeg. «El poder oculto se puede encontrar en los lugares más sencillos, y todos poseemos habilidades que están esperando ser descubiertas».
Fuente: foto de cortesía de Lana Attack
Para muchas personas, el Yarn Bombing se ha convertido en símbolo del movimiento feminista actual, debido a que las intervenciones tejidas suelen ser realizadas por mujeres (en oposición al grafiti, una escena tradicionalmente dominada por hombres). La subcultura del Yarn Bombing, de todos modos, es diversa en cuanto a composición de raza, edad, género y clase, lo que ha favorecido intervenciones tejidas en diferentes espacios, desde campus universitarios hasta parques y plazas.

Foto del grupo Tejiendo Juntos Chile. Fuente: foto de cortesía del festival Hecho en Casa.
En Chile existen varios grupos de tejedoras que desde hace más de diez años intervienen diferentes lugares del país. Además de las intervenciones anónimas y clandestinas que se han realizado, algunos de estos grupos de Yarn Bombing han operado en circuitos consolidados de arte urbano —por ejemplo, Lana Attack y Tejiendo Juntos Chile, que participaron del segundo festival de intervenciones urbanas Hecho en Casa Entel el año 2013.
Fuente: foto de cortesía de Yarnbombing.
Otra artista que trabaja esta técnica es Olek, quien también participó del mismo festival en 2015 y transformó el aspecto de un gran ícono de la ciudad de Santiago: el Obelisco Presidente Balmaceda. Esta emblemática construcción fue cubierta por Olek con los vivos colores de sus tejidos, homenajeando la diversidad y la alegría del centro neurálgico de la capital.
Olek es el seudónimo de Agata Oleksiak, una polaca radicada en Estados Unidos que ha logrado importante reconocimiento, gracias a los tejidos a crochet con que ha cubierto objetos y monumentos alrededor de todo mundo. Sus intervenciones se han exhibido en USA, Inglaterra, Alemania, Brasil, Turquía, Francia, Italia, Polonia y Costa Rica.
Fuente: foto de cortesía de la artista Olek
Esta creación y preservación del espacio es lo que motiva a algunos de los creadores de este tipo de obras, muchos de los cuales nunca antes han podido acceder a un espacio de arte político. En un artículo sobre el Yarn Bombing , la periodista Joanna Mann explica el equilibrio entre el arte y la política: «El Yarn Bombing hace más que feminizar la ciudad, ya que el capricho con el que está imbuida tiene la capacidad de aumentar nuestra atención a los mundos habituales en una serie de gestos micropolíticos
Fuente: foto de cortesía de la artista Olek